Otro aspecto en oposición a los vigueses es la desembocadura del mítico río Lagares en el margen izquierdo de la playa de Samil, que en su día fue transformado en el alcantarillado de Vigo. No obstante, hoy día este río tiene un nivel de limpieza bastante superior que en décadas pasadas, lo que hoy día se traduce en una mejor calidad del agua en Playa Samil.
El río Lagares desemboca en la margen izquierda de la playa del Arenal, llamada Playa de A Foz, y se divide de A Calzoa, que está en la margen opuesta del río.
Playa América (Nigrán)
Probablemente sea asimismo entre las playas mucho más reconocidas de la ría y entre las preferidas de lugareños y turistas. A pocos km de Vigo, en Nigrán, están Playa América y Panxón, mucho más de 2 km de arena blanca y pequeñas olas que van a hacer las exquisiteces de cualquier niño al que le agrade estar todo el día en el agua.
Múltiples sitios de comidas le dan al recorrido marítimo la vida que le caracteriza, puesto que en las noches de verano el ámbito siempre y en todo momento es interesante para comer o sencillamente pasear.
Playa de Panxón
Brincamos cerca del concejo de Nigrán, mucho más en concreto a Panjón, para conocer otra de las mejores playas de Pontevedra. Nos vamos al arenal del mismo nombre, una larga playa de sobra de un quilómetro de longitud, flanqueada por una parte por el Puerto de Panxón y por el otro por la Playa de América y el Monte Lourido.
Es un arenal con fuerte oleaje, con lo que es un espacio muy frecuentado por surfistas y fanáticos de las olas. Tiene arena fina, un enorme ámbito familiar y varios sitios de comidas y bares en la región donde probar el más destacable marisco de Galicia. Vale la pena pasear por el recorrido marítimo, tomar el sol y gozar de la puesta de sol. Eso sí ten presente que en verano tiende a estar muy masificado, pero no es un espacio masificado.
Horarios de las playas caninas de Vigo
Abierto todo el año. Sin limitaciones de tiempo
Cobertizo con ruedas
Te inscribiste en el Se bañaba en cabinas con ruedas, que entonces se deslizaban por la arena sobre tablas similares a raíles hasta el borde de la marea. Protegidos de miradas indiscretas, solo eran perceptibles en el momento en que se quitaban las batas y se zambullían en el mar para darse un baño, cuya hora frecuentemente la determinaban sus acompañantes, puesto que habitualmente proceder a la playa era una terapia mucho más que un diversión. precripta por el médico, que debía efectuarse con un tiempo medido y un ritual de abluciones muy concreto.
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