inolvidable – Wikcionario
Hace unos días decidimos improvisar y conocer a un familiar amado en una pequeña bahía de la costa alicantina. Llegamos con la curiosidad que implica llegar a un espacio del que se ha oído charlar pero no se sabe; pero la primera sensación que tuvimos, además del persistente calor infernal, fue la de regresar a la enorme localidad en plenas vacaciones. El mar se encontraba, sí, pero a lo lejos: todo a su alrededor parecía extraño al paisaje que aguardábamos conseguir.
En el pequeño hotel con vistas que reservamos en línea el día previo, las ventanas estaban en un inicio cerradas y el aire acondicionado al máximo. Un shock. En el momento en que abrimos las persianas, en vez de una brisa, nos recibió un rugido ensordecedor. Miré hacia el pequeño balcón y también imaginé lo que sería estar con cientos y cientos de personas acumuladas, unas encima de otras, cubriendo la bahía con sus sombrillas, hamacas y otros complementos de playa. No había espacio para una aguja dentro o fuera del agua.
Bol
Es un pueblo de pescadores y muy pintoresco, pero no les mentiré, fuimos allí particularmente para poder ver la playa mucho más conocida de la isla (y del país) ): ¨Cuerno de Oro¨. Si bien aguardábamos localizar por último una playa de arena, nos defraudaría un tanto ver que, como toda Croacia, asimismo se encontraba llevada a cabo de piedras. Tras conciliar este inconveniente, nos enfocamos en gozar de las aguas transparentes y azules a lo largo de todo el día. A última hora de la tarde salió vaciando de a poco y con una copa de vino blanco en la mano nos quedamos a conocer el atardecer. pasador de seguridad
Mientras que volvíamos a tomar el autobús a Supetar, nos sorprendió la localidad durante la noche, los sitios de comidas, la multitud sentada en los peldaños que daban de manera directa al mar. Verdaderamente te entraron ganas de quedarte en la isla esa noche. Y nuestro deseo prácticamente se hizo situación. En el momento en que cogimos el autobús a Supetar y pudimos coger el ÚLTIMO barco que iba a Split nos confundimos un tanto y entre parloteo y parloteo se abrió la puerta y nos bajamos (juro que era la última parada). Fuimos a buscar el barco y nada. Preguntamos y nos brindaron miradas extrañas. Haces envíos aquí? No, de aquí no sale ningún barco¨. OK, corrimos como jamás para poder ver si podíamos tomar el autobús que terminamos de bajar, que asimismo era el último del día. Y no, era irrealizable.
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