Twinkle: todas y cada una de las noches tras el anochecer, al principio de cada hora a lo largo de 5 minutos. La torre se apaga a las 23:45, dejando las luces a las 23:00 para el último destello.
La Torre Eiffel se sumó al aplauso colectivo en pos de los sanitarios que atienden a pacientes con coronavirus COVID-19 al alargar el frecuente parpadeo de sus luces durante la noche.
A las 20:00 hora local, a exactamente la misma hora que los franceses se asoman a las ventanas para enseñar su acompañamiento desde casa, sus luces estroboscópicas han durado en este momento diez minutos en vez de los cinco minutos de las precedentes.
***
Maupassant acostumbraba a desayunar en el lugar de comidas de la torre, pero no le agradaba la torre: “Es – ha dicho – el único sitio de París desde el que no puedo verla se puede.» En verdad, en París, hay que tomar infinitas cautelas para no ver la torre; en cualquier temporada del año, mediante la niebla, las primeras luces, las nubes, la lluvia, el pleno sol, estén donde estén , cualquier persona que sea el paisaje de techos, bóvedas o follaje que los divide de ella Para ellos la torre está ahí, dentro en la vida diaria hasta tal punto que no tenemos la posibilidad de inventarle un atributo especial, sencillamente reitera que de qué forma la Piedra o el río, y es verdaderamente un fenómeno natural cuyo concepto tenemos la posibilidad de cuestionar hasta el infinito, pero de cuya vida no tenemos la posibilidad de dudar. Prácticamente no hay mirada parisina que no toque en algún instante del día; si yo, mientras que escribo estas líneas escribo , empezar Expectante de charlar de ella, se para allí, ante mí, en silueta al lado de mi ventana; Y tal como la noche de enero la nubla y semeja estimar hacerse invisible y negarse a sí, hete aquí, 2 lucecitas relucen y titilan delicadamente, virando en su cúspide: toda esta noche va a estar allí asimismo, ligándome por medio de París a mis amigos que conozco para verlo; todos formamos con él una figura móvil inteligente, de la que él es el centro permanente: la torre es amiga.
La Torre asimismo está presente en el mundo entero. Es primero como un símbolo universal de París en todos y cada uno de los sitios de la tierra donde París debe ser pronunciado en imágenes; Desde el Medio Oeste hasta Australia no hay un viaje a Francia que no se emprenda de alguna forma representando a la Torre, ni un libro escolar, un letrero o una película sobre Francia que no la retrate como la mayor marca de un pueblo y un espacio: forma parte al lenguaje universal de los viajes. Considerablemente más: con independencia de su afirmación verdaderamente parisina, toca la imaginación humana mucho más general; Su forma de matriz fácil le da vocación de número infinito: secuencialmente y según los impulsos de nuestra imaginación, es símbolo de París, de la modernidad, de la comunicación, de la ciencia o del siglo XIX, un cohete, un tallo, una perforación de torre, falo, pararrayos o insecto; Dados los enormes recorridos del sueño, es la señal ineludible; tal como no hay mirada parisina que no deba hallarse con ella, no hay imaginación que en algún momento no halle en ella forma y alimento; Toma un lapicero y suelta tu mano, o sea, tu pensamiento, y frecuentemente nace la torre, achicada a esta fácil línea cuya única función mítica es la de juntar, como afirmaba el poeta, “la base y la cima”. . , o «la tierra y el cielo».
Curiosidades sobre la Torre Eiffel
En esta sección nos agradaría contarte ciertos misterios y curiosidades sobre la Torre Eiffel. ¡Seguramente alguno de nosotros les sorprenderá!
De a poco, la Torre Eiffel se transformó en el símbolo de París y fue asimismo fuente de inspiración para las pinturas de los artistas Paul Signac, Pierre Bonnard, Maurice Utrillo, Marcel Gromaire y Marc Chagall.
Contenidos