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¿Dónde está el avión de Pablo Escobar?

En las aguas poco profundas de Staniel Cay, Bahamas, está sumergido entre los aeroplanos que Pablo Escobar mandaba a USA con cocaína. A inicios de la década de 1980, las Bahamas sirvieron como un centro esencial para el Letrero de Medellín.

Era el primer día de la semana 27 de noviembre de 1989 a las 7:16 am en el momento en que una explosión en el cielo sacudió a un país. Se trataba del vuelo 203 de Avianca, la primordial compañía aérea comercial de Colombia, el que voló en trozos solamente cinco minutos tras despegar de Bogotá rumbo a Cali vía Soacha, el concejo mucho más próximo.

La catástrofe mató a 101 usuarios, seis pasajeros y tres personas en tierra por los escombros. Ninguno de ellos tenía el nombre de César Gaviria Trujillo, entonces candidato a la presidencia de la República, quien en teoría iba dentro en tanto que la explosión que cobró la vida de esas 110 personas había sido organizada por el jefe del letrero de Medellín, Pablo Emilio Escobar. Gaviria para matarlo.

acto suicida?

Según una versión, no exactamente el mismo pasajero se encontraba alerta del contenido del bulto que transportaba. Por otra parte, diríase que fue un terrorista el que debió sacrificarse en el vuelo pues conminaban de muerte a su familia. Sea como fuere, es claro que el cártel de Medellín, comandado por Pablo Escobar, planeó y realizó el despiadado delito.

El agresor abordó el Boeing 727 acompañado de un presunto cómplice que salió del avión minutos antes del despegue. El aparato explotó en la parte posterior de la aeronave y, según presentes que vieron el ataque desde tierra, la detonación se causó en el lado derecho del fuselaje.

¿De qué manera conocer el avión de Pablo Escobar en Yucatán?

El puerto de Celestún es el punto de inicio mucho más próximo para una expedición al avión de Pablo Escobar, a poco mucho más de diecisiete km de distancia. A fácil vista, los números semejan señalar que no tiene que ver con un paseo complejo, pero ocultan lo que significa un viaje a medida para el viajero aventurero.

Llegar al avión del capo colombiano necesita de tres cosas básicas: paciencia, ganas de acampar y una condición física mucho más que digna que deje transitar por una región de bien difícil ingreso, que no irrealizable. La región es rica en flora y fauna, con lo que se debe tener precaución de no cruzarse con leopardos, víboras u otros animales que logren arruinar el viaje caminando.

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