Lisboa es una localidad de enorme riqueza gastronómica y cultural. Pasear por sus calles es hundirse en el arte bohemio, asombrarse con los azulejos de las testeras de las construcciones y hallar rincones cautivadores y miradores con magníficas vistas.
Fortalece tus glúteos llendo hacia abajo y hacia arriba escaleras por las empinadas calles de Lisboa.
Lisboa es una localidad en la ladera, con lo que es un enorme rincón para poner a prueba tus pantorrillas de hierro y promover un eje de acero redondo especial.
Una estampa muy curiosa que seguramente lograrás sin inconvenientes.
El vecindario de la Baixa, el sitio mucho más turístico de Lisboa
Nuestro hospedaje, el Hotel Dare Lisboa, se encontraba a 2 minutos andando de la plaza Rossio. Esta plaza es el centro neurálgico de Lisboa donde existen varios inmuebles atrayentes y el popular Café Nicola que tiene 200 años y empezó como una librería (interesante de ver pero mala relación calidad precio bajo mi punto de vista). Qué ver en Liboa: Plaza de Rossio
En la plaza asimismo está el Teatro Nacional Doña María II y la increíble estación de ferrocarril de Rossio, lugar desde el que se puede tomar un tren a Sintra. Estación de ferrocarril de Lisboa
Castillo de São Jorge
Sin escapar del chato cultural, la visita al Castillo de São Jorge es un punto indispensable para los visitantes de Lisboa, en tanto que mantiene los restos de las defensas A esto se aúna entre las vistas mucho más poco comúnes y bellas de la región desde lo prominente del cerro.
Atravesar la Praça do Comercio
La primera cosa que te llama la atención solamente llegar a este rincón histórico, llamado “Terreiro do Paço” por los lugareños, es que es colosal.
Es un espacio bello como ningún otro: Tiene ingreso al mar.
Contenidos