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¿Cómo fue la muerte de Noé?

Noé murió 350 años tras el Diluvio a la edad de 950 años, el último de los patriarcas antediluvianos de extendida vida. La longevidad humana redujo velozmente de generación en generación tras el Diluvio. Antes del diluvio, la edad mínima para vivir era de unos 900 años.

El libro de Génesis puede ser raro para el lector moderno por muchas causas. Entre los ejemplos mucho más interesantes es visto que el creador de Génesis asegura que bastante gente vivieron a lo largo de cientos y cientos de años antes de fallecer.

“Tras el diluvio, Noé vivió trescientos cincuenta años. Todos y cada uno de los días de Noé fueron novecientos cincuenta años; y murió” (Génesis 9:28-29).

La desaparición de Noé 9:28-29

La desaparición de Noé PIENSA: Si pudieses redactar tu legado a tu familia, ¿cuál sería? ¿De qué forma te agradaría ser recordado? ¿Qué puedes realizar el día de hoy para llevar a cabo situación el legado?

Noé fue poco perjudicado por las condiciones climáticas tras el Diluvio y vivió 350 años tras el Diluvio. En suma, Noé vivió 950 años (9:28-29a). Subsistió a sus ancestros ​​salvo a Jared (962 años) y Matusalén (969 años). Ya que no hay lagunas en las genealogías de Génesis 11, esto quiere decir que Noé vivió hasta el momento en que Abraham tenía unos 58 años. Probablemente Noé viviese en Babilonia hasta tras la dispersión de las naciones.177

1997-08-22

Nació en la localidad de Bahía Blanca en la provincia de Buenos Aires. Lo llamaban el «Tauro» a lo largo de su paso por Racing. El alias le viene de su compañero y compañero Gustavo Bou, por la manera en que festejaban los tantos.

Empezó jugando en el Club Atlético Liniers de Bahía Blanca, donde recibió su primera capacitación técnica y táctica, que entonces continuó en las categorías inferiores del Racing Club y la selección nacional.

El Diluvio

Una vez construida el arca y en ella ciertos de cada clase, embarcaron Noé, su mujer, sus tres hijos Sem, Cam y Jafet, y sus mujeres. Entonces vino el diluvio, que iba a perdurar 40 días. Tras dejar llover, Dios logró un pacto con Noé y su familia de que no habría mucho más crecidas de agua.

«Voy a hacer mi pacto contigo, y jamás mucho más va a ser cortada toda carne de las aguas del diluvio, ni otro diluvio destrozará la tierra» (Génesis 9:11)

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