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¿Dónde ver cabras en Fuerteventura?

Majada, Majadilla, Majadita o Majadal, es un redil en la mitad del campo o monte, que sirve de cobijo al pastor y su ganado durante la noche. Estos sitios donde las cabras y las ovejas pastaban y se refugiaban en la isla eran las largas depresiones de despacio pendiente que se forman en el fondo de las gargantas.

Las cabras son criaturas poco comúnes. Puede subsistir en el desierto con poca agua o comida. Pero asimismo tienen la capacidad de comerse cualquier arbusto que logre medrar allí. Esto pasa en Fuerteventura, la isla donde vivo. Los herbívoros llegaron aquí hace unos 2.000 años. Entonces, las montañas estaban cubiertas por un bosque de acebuches, los acebuches (Olea europaea ssp. guanchica), que fueron reemplazados en las cotas mucho más altas por laurisilva, el bosque anubarrado canario. 2 milenios de hacha, fuego, diente y cambio climático convirtieron el viejo huerto en un árido suelo de piedra.

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Una de Los sitios mucho más sensacionales de Fuerteventura es el Parque Natural de Corralejo: las Dunas de Corralejo en el norte de la isla son varios de los atractivos de Corralejo que nos llevan de forma fácil al desierto del Sáhara. En verdad, geológicamente comentando, tienen exactamente el mismo pasado.

Mirador de Sicasumbre – Skyline montañero

El mirador de Sicasumbre es uno de mis preferidos, además de esto es un mirador astronómico con lo que puedes venir a la noche a conocer las estrellas. Ubicada en el término municipal de Pájara entre el km 11 y 12 de la carretera FV-605. Podemos encontrar un área de reposo y cerca podemos encontrar un enorme letrero que afirmaba “Fuerteventura” acompañado de múltiples estatuas de cabras, obra del escultor majorero Juan Miguel Cubas.

Paraísos naturales

En el momento en que el lote de Malpa, la veintena de volcanes y los inacabables desiertos que caracterizan a Fuerteventura, en las dunas de Corralejo de paletas de colorados, amarillentos y caquis domina el parque natural del nordeste de la isla, lo que sobresatura la retina es el amarillo dorado y el blanco de su interminable arena. Con mucho más de 2.600 hectáreas, las Dunas de Corralejo, las mucho más enormes de todo el archipiélago, forman un paisaje excepcional y en incesante cambio moldeado por los inexorables vientos alisios sin reposo. Son arenas de origen orgánico, conseguidas por la pulverización de las conchas de moluscos y otros animales marinos con esqueleto de afuera, que aquí ocultan un mal lote de rocas afiladas escondido a múltiples metros de hondura. Afirmaba Unamuno que “Fuerteventura es un trozo de Sáhara desierto en la mitad del Atlántico”, y ciertamente esa es la impresión que se tiene al caminar por este enorme mar de arena.

Genuino remanso de paz que invita a perderse en pos de calma y también introspección, el Parque Natural es asimismo un enclave favorecido para la observación de distintas especies, en especial de aves, dada su rica biodiversidad y un óptimo número de endémicas. No es bien difícil ver ejemplares de hubara canario, avutardas, corredores del Sáhara, tal como erizos, conejos o ardillas. Y ahora desde las playas de agua cristalina y fondo turquesa, muy apreciadas por bañistas, naturistas y apasionados al surf y otros deportes acuáticos, asimismo es viable ver ciertos cetáceos como delfines, zifios o calderones.

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