Los Vaqueiros de Alzada, o sencillamente Vaqueiros, son un conjunto étnico o popular que habita en una secuencia de comunidades del occidente de Asturias, cubriendo un territorio que se prolonga desde la franja litoral hasta el límite con la provincia de León.
Para mí decir vaqueros significa raza, carácter… decir gente. Una localidad marginada por una sociedad hipócrita que creó unas oscuras leyendas cerca de los pobladores de unas inhóspitas y salvajes montañas de pocos elementos, que vivían primordialmente de vacas y ovejas. Se propagaron tantas leyendas y patrañas sobre ellos que se transformaron en mitos. Deseo contar y catalogar estos recuerdos de niñez como un humilde homenaje a un pueblo lleno de orgullo y valentía que superó toda clase de adversidades y se ha impuesto a todos y cada uno de los que procuraron marginarlos y oprimirlos.
Mis oídos repiquetean con el seco y metálico calco, calco, de las garras que llevan los cuellos de aquellas vacas rojas que, en el crepúsculo vernal, cruzaban los caminos de mi zona hacia los potreros de los Tabiernas o Leitariegos en pos de pastos de verano, conducidos por unos vaqueros, caminando o a caballo, y con ciertos bartulos elementales, entre ellos la Payetsa, que servía tanto de menaje como de instrumento, si la donaban en el mango con la llave de la vivienda. Los pastores se han quedado en los pastos hasta el momento en que llegó el primer frío, volviendo a sus pastos y dejando al vecindeiro para atender las chozas.
¿Qué son los vaqueiros?
De este modo los definía Jovellanos hace tres siglos: “Se los conoce como VAQUEIROS por el hecho de que acostumbran a vivir de la ganadería; y de ALZADA, por el hecho de que su taburete no es fijo, sino construyen su morada y su morada, y emigran todos los años a las altas montañas con sus familias y sus ganados”. Bastante se escribió sobre los vaqueiros desde ese momento. Investigadores como Acevedo Huelves, Uría Ríu, Canella, Racional o Costoso Baroja han elaborado una especide de guía sobre un estirpe que al lado de Pasiegos, Maragatos y Torcidos forman ciudades malditas y cuyo denominador común era la marginación popular a la que pertenecían vista por quienes los han privado de su derecho a voz y voto. Los caciques de la temporada establecían las reglas y hacían cumplir sus leyes tanto en lo popular como en lo económico; El clero privó a los vaqueiros del derecho a ser sepultados en ataúdes o de atravesar en la iglesia un espacio marcado por una viga de madera como la que existía en la iglesia de Naraval, o una historia de historia legendaria grabada en la piedra: “Vaqueiros no vayáis de aquí mucho más allí”. , como aún se puede observar en el Templo de San Martín de Luiña.
Una continua discriminación que enseña aún mejor el espíritu rebelde de sus liturgias y dado que los vaqueiros practicaran una fuerte endogamia; Fundamental para la supervivencia de un conjunto minoritario y marginal El matrimonio endogámico se transformó en fundamental para la supervivencia del conjunto y el fortalecimiento de su identidad
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