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¿Cómo llega el gas de Rusia a España?

El gas que llega a España es de forma exclusiva gas natural licuefactado (GNL) que viene de una terminal llamada Yamal LNG. Esta planta está bajo control por la compañía rusa Novatek con algo mucho más del 50% del capital, al paso que la francesa Total y la china CNPC tienen el 20% y el 9,9% sobrante forma parte al Silk Road Fund.

Las compañías energéticas españolas tomaron medidas sobre las importaciones de gas. Con Rusia conminando con cerrar sus gaseoductos a la UE a fines de octubre por el enfrentamiento con Ucrania y la prohibición de suministro desde Argelia, solo queda una alternativa para garantizar el suministro: la vía marítima. Desde la finalización del contrato en el país magrebí, la flota de metaneros que transporta gas natural licuefactado (GNL) a las regasificadoras españolas se ha duplicado prácticamente con en comparación con mismo periodo de tiempo del año pasado. Además de esto, para asegurar el gas en España, se han diversificado las importaciones hasta llegar a 14 países de origen.

Desde septiembre de 2021 “y como medida precautoria agregada para remarcar la seguridad del sistema frente a la volatilidad de los mercados”, según Enagás, “hemos designado para el periodo de tiempo de invierno (entre noviembre y marzo) un total de 146 puntos de descarga (buques) en las plantas de regasificación españolas”. El año pasado llegaron un total de 86 navíos en exactamente el mismo periodo de tiempo, recuerda la energética. No obstante, hay otros datos que prueban esta restauración del transporte marítimo de gas: debido al cierre del gasoducto de Argelia, previo enorme distribuidor, España debió importar este producto por barco, con lo que el GNL transportado desde Argelia a España en el mes de noviembre de 2021 aumentó según la patronal Sedigas en un 263,1% con en comparación con año previo.

Impactos regionales

Los países de europa se van a ver damnificados de forma diferente por una caída del gas ruso Ciertos vecinos inmediatos no conectados a la red de la Unión (Finlandia y los países bálticos) tienen un consumo de gas parcialmente bajo y sus disposiciones de seguridad energética, como la terminal de GNL de Klapeida en Lituania y la aptitud de Finlandia para canjear gas por petróleo.

En el sistema europeo de interconexión de gas, la exposición al gas ruso se puede medir de forma muy distinta. Los pactos comerciales detallan un peligro importante en Europa occidental, por servirnos de un ejemplo: Gazprom comunica ventas de sobra de 120 TWh a Francia en 2021. Pero el fácil hecho de sospechar que los flujos de gas entrantes se secan como fichas de dominó por la tubería de suministro no consigue atrapar de forma consistente las complejidades de los flujos a dos bandas en un mercado parcialmente competitivo. En consecuencia, mapeamos la exposición de cada país a las distintas fuentes de gas, teniendo en cuenta la matriz completa de flujos transfronterizos en la Unión en 2021 (ver Figura 7). Esto disminuye a cada país a solo una enorme cuenca de gas y da una aceptable indicación de la intensidad del encontronazo de la escasez de gas en Rusia en todos y cada país si los flujos de gas siguen proporcionalmente hasta 2021. Por servirnos de un ejemplo, Bélgica, Francia y los países de los Países Bajos consiguen poquísimo gas de Rusia, al tiempo que Alemania consigue mucho más de la mitad de su gas de Rusia y la mayor parte de los países de Europa del Este -salvo Rumanía y Ucrania, que tienen una producción interna importante- que dependen en buena medida de gasolina rusa.

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